Tiempo de lectura: dos semanas Nota escrita tres días
después de terminar el libro
Una peculiaridad que siempre me ha ocurrido
cuando me ha tocado leer a Bryce (excepto en Un mundo para Julius que es una obra maestra de cabo a rabo) es el
superar las primeras páginas. Leer el estilo que impone el limeño en sus
novelas puede ser chocante: encontrarse con oraciones larguísimas con un
lenguaje muchas veces extremadamente coloquial y que parecen no estar diciendo
nada puede sorprender al novel lector. Sin embargo, una vez que se supera esta
pequeña valla y uno va comprendiendo la profundidad de las anécdotas narradas
es imposible dejar la lectura sin sentir un pesar por ello. Se vuelve vital
saber lo que va a suceder con la supervivencia de Martín Romaña en Europa, como
va a terminar la fortuna de los De Ontañeda y Tristán y, en este caso, lo que
sucederá con el amor entre Manongo Sterne y Tere Mancini.
No me esperes en abril
es la historia de
la vida de Manongo Sterne de Tovar y de Teresa, un personaje que se nos
presenta en su niñez y al que acompañamos durante los cambios no solo de su
vida y de sus relaciones personales, sino que también, a través de él, podemos
ver los cambios que sufre la sociedad aristócrata limeña. La Lima en la que
Manongo se desenvuelve de niño es muy diferente a la Lima de la cual el huye en
su adultez. Ya no hay más Country club en el cual reunirse con los amigos del
barrio Marconi ni en el cual ir conociendo las fauces de su único amor, Tere
Mancini. Ya no puede acercarse a unos niños que juegan cerca de una acequia y
regalarles un juego de yas ni tampoco puede encontrar a dos cuadras de su casa
(San Isidro) el corralón donde vive su mejor amigo de la infancia, Adán Quispe.
Ya no hay nada más de eso en la Lima a la cual llegaba ocasionalmente y siempre
por alguna invitación a algún evento de magna importancia Manongo Sterne en su
adultez. El Manongo adulto es muy diferente al Manongo joven. El adulto ha
perdido la facilidad para alegrarse que nunca dejó de acompañar a su yo joven
sin importar nada, aun cuando lo expulsaron del colegio y lo avergonzaron
frente a toda la sociedad y ni aun cuando Tere Mancini lo engañó. Pero sí
existió un hecho del cual no pudo recuperarse Manongo Sterne y ese es la
pérdida de su mejor amigo, Adán Quispe quien motivado por su habilidad para las
peleas decide viajar a Estados Unidos de Norteamérica para encontrar la gloria
allí; sin embargo, ya nos advierte Tere que lo único que encontrará Adán en su
odisea es el sufrimiento y la desaparición. Manongo nunca deja de buscar a
Adán, al único amigo que tuvo durante la época en que los únicos momentos de
tranquilidad –ni siquiera de felicidad- los encontraba ingresando al cine
cuando ya las luces estaban apagadas para ver “Historia de tres amores”, la
película de James Mason y para tratar de absorber un poco de ese amor suicida
que la bailarina le brindaba al personaje de Mason.
No me esperes en Abril no es solo una historia sobre el
amor de Tere y Manongo (donde, sin embargo, se pueden encontrar las mejores
páginas del libro) o sobre la amistad que surge entre Manongo y los del barrio
Marconi o luego con los compañeros que encuentra en el colegio Saint Paul. Es
una historia sobre el tiempo y como este va afectando cada una de las
relaciones que una persona va generando a lo largo de su vida: los amigos del
barrio Marconi son reemplazados por los del colegio y a la mitad de la obra ya
no oímos mención de los primeros; sin embargo, también se nos muestra que
algunas relaciones se mantienen a pesar del tiempo: en el amor por Tere nunca
declina por parte de Manongo porque es trascendental,
palabra clave que no solo describe el cariño de ambos, sino la concepción
misma de la obra y, probablemente, de la vida. Pasan muchas cosas desde que
comenzamos a leer la obra, muchas cosas que parecen sumamente importantes para
Monongo, pero que con el transcurrir del tiempo –y de las hojas- van perdiendo
relevancia (el incidente en el colegio, por ejemplo); y, sin embargo, existen
otras que sin importar el paso de las hojas, una vez que ingresan a la obra no
pierden relevancia dentro de ella (el amor de Tere y Manongo con sus idas y
venidas). En esto reside la importancia de este amor, no tanto en el
sentimiento mismo, sino en la trascendencia que tiene en la vida de ambos, más
en Manongo porque en él SÍ era además y
todavía.
Recomendable: Nadie se arrepentirá de haber
terminado de leerlo, aunque probablemente algunos no soporten las primeras
hojas por lo que lo recomiendo al lector que ya tenga experiencia con Bryce,
probablemente sea mejor comenzar con el Huerto
de mi amada o con la última Dándole
pena a la tristeza (Un mundo para
Julius no lo menciono –aunque ahora lo estoy haciendo-, porque es parada
obligatoria para cualquier amante de la lectura). Un dato adicional: es mejor
leerlo estando enamorado o estando desilusionado.
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